Eslovaquia combina a la perfección la belleza de sus zonas al aire libre y de naturaleza con sus grandes ciudades, entre las que, por supuesto, destaca su capital: Bratislava. En pleno centro de Europa, Eslovaquia es un país muy accesible y que permite a sus visitantes disfrutar de sus castillos e iglesias.
Los montes Tatras son una de las maravillas de Eslovaquia y ejemplifican la majestuosidad de los valles, lagos de glaciares y paisajes del país con veinticinco picos que superan los 2500 m.
Las iglesias de madera de los Cárpatos, ya sean protestantes, católicas u ortodoxas, están reconocidas por la UNESCO por su arquitectura única y constituyen uno de los grandes atractivos de Eslovaquia.
Bratislava esconde muchos tesoros entre sus calles, con un casco antiguo muy atractivo por estar en plena orilla del Danubio y por sus iglesias y edificios de estilo rococó.
Entre los muchos castillos de Eslovaquia, destaca el castillo de Spiš por ser uno de los mayores de Europa y por haberse inscrito como Patrimonio de la Humanidad en 1993.
Si Bratislava es la joya del oeste de Eslovaquia, en la zona oriental se encuentra Košice, la segunda ciudad más importante del país y famosa por su catedral de Santa Isabel.
Los inviernos en Eslovaquia son especialmente fríos, con temperaturas que rondan los 0 °C entre los meses de diciembre y marzo. Si buscas temperaturas más cálidas, es mejor viajar entre junio y septiembre, cuando los termómetros oscilan entre unos 20 y 25 °C.
Eslovaquia permite el acceso de todos los ciudadanos de la Unión Europea sin necesidad de visado, únicamente deberán presentar el pasaporte o una tarjeta de identidad valida.
El principal aeropuerto del país es el de Bratislava, que opera vuelos directos desde Madrid, Málaga y Palma de Mallorca. Estas conexiones las ofrece Ryanair a unos 50 €.
Es una buena opción ya que tiene conexión directa con Zúrich. Esta ruta es la mejor para ir desde España pasando por Lyon.
Una buena opción de "road trip" (viaje por carretera) para llegar de España a Eslovaquia es viajar por el sur de Francia y, después, cruzar Italia pasando por Génova y Venecia. Una vez en Austria, solo debes poner rumbo a Viena, que se encuentra a 1 h de Bratislava.
El autobús es una alternativa económica, aunque muy larga. Por ejemplo, una ruta posible es viajar hasta Lyon y, después, tomar allí otro bus a Bratislava que pasa por Zúrich y que tarda unas veinte horas.
Entre los mochileros, son comunes las casas de huéspedes, conocidas como "penzióny", los albergues o alojamientos de montaña llamados "chaty". En las principales ciudades, por su parte, hay hoteles de cualquier categoría.
Tanto en Bratislava como en Košice, hay una buena red de transporte público formada por tranvías, autobuses y trolebuses. Las tarifas son baratas, con precios que rondan los 0,70 € por billete sencillo.
Eslovaquia potencia el uso del tren y ha abaratado los costos en los últimos años. Un viaje entre Bratislava a Košice cuesta poco más de 19 € y tarda cinco horas y cuarenta y cinco minutos
Los autobuses representan una buena alternativa para ir a las poblaciones a las que no llega el tren. La línea principal entre Bratislava y Košice, en cambio, tiene un precio similar al tren (cerca de 15,50 €) y tarda seis horas y media.
El coche es una buena opción, aunque, si viajas con tu vehículo, debes comprar una tarjeta de peaje por unos 10 € que es válida para diez días. El precio del alquiler ronda los 15 € por día.
Por el tamaño del país, los aviones que operan rutas interiores no son muy habituales. El precio de un vuelo entre Bratislava y Košice es de unos 200 €.
Eslovaquia es un país barato en el que puedes disfrutar de una jornada de turismo por unos 80 €. El precio de algunas actividades, como el esquí, cuestan cerca de 30 € por día, una comida en una cantina, unos 10 €, y una cerveza en una terraza, poco más de 1,50 €. Si vas a viajar como mochilero, es mejor hacerlo con efectivo, ya que en algunos lugares de inferior categoría no se acepta la tarjeta.