Esta república independiente de la península itálica presume de ser uno de los estados más antiguos de Europa. De suaves colinas y con una arquitectura declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, San Marino tiene mucho que ofrecer.
En esta plaza, dominada por una estatua que representa la libertad, se sitúa el Palazzo Pubblico, un edificio neogótico sede del Gobierno. El ocaso, visto desde la balaustrada que confina la plaza, es una experiencia que merece ser fotografiada.
Esta fortaleza del siglo XI corona el monte Titano y es una de las tres construcciones fortificadas que posee Ciudad de San Marino. Desde allí, puede obtenerse una vista panorámica tanto de los Apeninos como de las costas adriáticas.
Herencia de su larga historia republicana, el cambio de guardia tiene lugar varias veces al día en plaza de la Libertad y es una de las curiosidades culturales sanmarinenses.
Este complejo monacal, construido en el siglo XIV, posee un claustro merecedor de una visita. Alberga, además, un museo de arte sacro con objetos procedentes de otras iglesias franciscanas entre los que se incluyen óleos de Guercino y Rafael.
San Marino es famosa entre los coleccionistas por sus series de sellos y monedas. En este museo, situado en la iglesia de Borgo Maggiore, se exponen valiosas piezas producidas desde mediados del siglo XIX a nuestros días.
Durante la temporada estival, la República de San Marino se llena de propuestas culturales, como el festival de cultura japonesa Nippon Matsuri, el San Marino Comic Festival y el Festival Internacional de Magia. El evento Medioevo in San Marino revive el rico pasado histórico de la ciudad con representaciones de ballestería, profesiones tradicionales, danzas y gastronomía.
Aunque San Marino no forme parte de la Unión Europea, los ciudadanos de los países miembros pueden entrar en el país con un carné de identidad válido y sin necesidad de solicitar visado. El tiempo máximo de permanencia es de noventa días.
San Marino no posee aeropuerto. Es posible volar con Iberia y Ryanair desde Madrid y Barcelona a Bolonia, desde donde se puede tomar un autobús hasta la república sanmarinense. El trayecto aéreo directo dura unas dos horas y media.
No hay ninguna estación ferroviaria en el país. Es posible tomar un tren desde Bolonia hasta la ciudad de Rímini, que dista unos veintiocho kilómetros de San Marino, y, desde allí, proseguir en autobús.
No hay controles fronterizos entre Italia y la República de San Marino. La forma más rápida de llegar desde Bolonia es a través de la autopista A14, que discurre entre Bolonia y Ancona.
Las compañías Bonelli Bus y Fratelli Benedettini Autocorriere operan líneas regulares entre Rímini y Ciudad de San Marino. Un billete desde Rímini a la capital sanmarinense cuesta unos 5 € y el trayecto dura unos cuarenta minutos.
El alojamiento en San Marino se basa en centros hoteleros, como el Grand Hotel San Marino y el Hotel Titano, ambos situados en pleno centro histórico.
El transporte público está constituido, fundamentalmente, por taxis y por algunas líneas de autobús que llevan del centro histórico a las zonas periféricas. Ciudad de San Marino cuenta con un teleférico que conecta Borgo Maggiore con el centro urbano por un precio aproximado de 2,80 €.
Hay varias líneas que conectan Ciudad de San Marino con otras áreas periféricas de la república, como Faetano, Montegiargino y Galazzano. El precio de un billete ronda los 1,50 €.
En San Marino, está extendido el pago con tarjeta. Hay algunas tiendas de ultramarinos en el centro histórico y varios supermercados, como Conad y Titancoop, en las afueras. Un plato del día cuesta alrededor de 13 € y una cerveza, unos 3 €.