Tierra de pastos y vino, Moldavia es un país modelado por sus relaciones con el imperio bizantino, el poder valaco y las fuerzas soviéticas.
La capital moldava es un centro relajado que combina tradición y brutalismo arquitectónico. Después de visitar el Museo Nacional de Arqueología e Historia y la catedral metropolitana de la Natividad, se puede tomar un vino local en cualquiera de sus enotecas y dar un paseo por el parque de la catedral.
Esta red de casi 200 km de vías subterráneas es una gigantesca bodega donde se conservan los preciados vinos de la zona. Solo se puede recorrer en coche e incluye una degustación de caldos seleccionados.
Este complejo museístico de Trebujeni abraza los restos de fortificaciones dacias y medievales, baños tártaros, mezquitas y caravasares. Es especialmente famoso por el monasterio de Pestera, excavado en una cueva.
Construida en el siglo XVI como defensa contra los ejércitos rusos, la fortaleza se conserva en buenas condiciones y alberga varios museos que explican la historia de la región.
Se trata de un complejo monástico en un risco sobre el río Dniéster. Además de centro religioso, tuvo gran importancia defensiva durante el medievo. Excavadas en la roca, sus celdas se conectan por estrechos pasadizos que se remontan al siglo XI.
Si bien lluviosa, la primavera permite disfrutar al máximo de los campos florecidos y de las zonas rurales. A principios de octubre se celebra en Chisinau el festival del vino y es una ocasión excelente para probar las variedades locales.
Los ciudadanos europeos solo necesitan un documento de identidad válido para entrar en Moldavia y pueden permanecer hasta noventa días en el país.
Wizz Air opera vuelos directos desde Barcelona a Chisinau. El vuelo dura unas 3 h y media y el billete de ida y vuelta ronda los 3180 MDL (165 EUR), aproximadamente.
Hay líneas ferroviarias que conectan Rumanía y Ucrania con la capital moldava. El tren nocturno desde Bucarest a Chisinau cuesta unos 700 MDL (36,30 EUR) y tarda unas 13 h 30 min en completar el recorrido.
Si se entra en Moldavia en coche, es necesario adquirir un pase de circulación, o "viñeta", que puede comprarse "on-line". La más económica cuesta unos 77 MDL (4 EUR) y tiene una validez de 7 días.
Varias compañías ofrecen servicios regulares de autocar entre algunas ciudades, como Kiev, Odesa y Bucarest. Un billete desde Brasov, en Rumanía, hasta Chisinau cuesta unos 200 MDL (10,35 EUR) y emplea alrededor de 12 h.
Moldavia cuenta con apartamentos, villas y apartoteles, además de hoteles, establecimientos del tipo "Bed & Breaksfast" (cama y desayuno) y hostales. También es posible alojarse en campings como el Red Star y el Sky Land.
El transporte público moldavo está formado por una combinación de autobuses, trolebuses, taxis y minibuses (denominados "marshrutka"), con precios en torno a los 2 y 3 MDL (0,10 y 0,16 EUR, respectivamente). Los taxis utilizan taxímetro en cada carrera, que suele costar entre 25 y 45 MDL (1,30 y 2,35 EUR) en trayectos breves.
La red ferroviaria no es demasiado extensa, aunque hay trenes entre Chisinau, Tiraspol y Balti. El billete de Chisinau a Balti cuesta unos 190 MDL (10 EUR), el trayecto dura unas 4 h y prevé un transbordo.
Chisinau posee tres terminales de autobuses desde las que parten autocares hacia distintas ciudades y pueblos. Como alternativas, las "marshrutka" y los maxitaxis cubren los mismos trayectos que los autobuses por un precio ligeramente superior. El autobús de Chisinau a Tiraspol tarda una hora y veinte minutos, aproximadamente, y un billete cuesta a partir de 19 MDL (1 EUR).
En Chisinau, pueden alquilarse vehículos a partir de 190 MDL (10 EUR) al día. Para arrendar un coche, se necesita un permiso de conducción nacional.
En las ciudades, es común el pago con tarjeta, aunque en las zonas rurales está extendido el uso de efectivo. Los taxis y medios de transporte solo aceptan pagos en metálico, por lo que conviene tener a mano moneda local. Un menú del día cuesta unos 90 MDL (4,70 EUR) y una cerveza, unos 20 MDL (1 EUR).