La gran planicie húngara te ofrece ciudades declaradas Patrimonio de la Humanidad, lagos termales y naturaleza sin sobresaltos. Tanto si buscas arquitectura y arte como si prefieres unas vacaciones apacibles, Hungría ofrece actividades para todos los gustos.
Situada en las montañas de Bükk, es la fortaleza desde la que se combatieron los ataques turcos en el siglo XVI. Después de visitar sus torres y atalayas, puede bajarse hasta el casco histórico de Eger y visitar su arquitectura barroca.
El "tokaji" es un vino dulce muy apreciado desde el siglo XVII que se produce sobre suelo de origen volcánico. Bodegas como la Arvay Family están abiertas al público y ofrecen itinerarios de degustación.
Hungría es famosa tanto por sus baños turcos como por sus aguas termales. Prueba a darte un chapuzón en la cueva de Miskolc-Tapolca, en el lago Hévíz o en el balneario modernista Széchenyi, en plena ciudad de Budapest.
Visitar Budapest desde el Danubio permite apreciar el perfil arquitectónico de las dos mitades, Buda y Pest, que conforman la ciudad. Este crucero resulta especialmente hermoso si se realiza ya caída la noche.
El Balatón es uno de los lagos más extensos de Europa y un buen destino para practicar deportes de agua. En el parque nacional circundante, abundan las rutas de senderismo.
El turismo vacacional se concentra en los meses de julio y agosto. La primavera y el otoño resultan más tranquilos, los precios se abaratan y no hay que hacer cola para disfrutar de los museos.
Para los ciudadanos de la Unión Europea, solo es necesario disponer de un documento de identificación válido. No es necesario solicitar un visado si el tiempo de permanencia no supera los noventa días.
El aeropuerto Ferenc Liszt de Budapest es el principal del país. WizzAir opera vuelos directos desde Madrid a Budapest, mientras Vueling lo hace desde Barcelona. El vuelo tiene una duración aproximada de dos horas y media.
Budapest está conectada por tren con ciudades como Múnich, Belgrado y Roma gracias a compañías como Railjet y DB. El viaje de Múnich a Budapest dura unas siete horas, con un precio de partida de 9548 HUF (29 EUR), más o menos.
Es posible entrar en el país con vehículo propio. Si se atraviesa desde Croacia, Rumanía o Serbia, deberá hacerse a través de los controles fronterizos establecidos por las autoridades húngaras.
Eurolines y FlixBus cubren los trayectos desde Budapest a Viena, Zagreb y Cracovia. Un billete con FlixBus de Praga a Budapest cuesta unos 5926 HUF (unos 18 EUR).
Desde Viena, puede tomarse un hidroplano que recorre el Danubio hasta atracar en la capital húngara. El trayecto dura unas seis horas y cuesta alrededor de 32923 HUF (100 EUR, más o menos).
La naturaleza húngara se disfruta plenamente en una casa rural. Hay antiguas granjas rehabilitadas, como la Koroknai Porta, en Báránd, que ofrecen alojamiento y donde también es posible ayudar en la elaboración del queso.
El transporte por tierra es el más utilizado para desplazarse. Los núcleos urbanos disponen de servicios de tranvía y autobús. Como alternativa, también es posible moverse por las ciudades en bicicleta o a pie.
Los Ferrocarriles Estatales Húngaros permiten desplazarse desde Budapest a lugares como Szeged y Debrecen. El trayecto desde la estación de Déli, en Budapest, al lago Balatón dura alrededor de 2 h y 20 min y cuesta unos 2500 HUF (7,60 EUR).
Con Volánbusz puede viajarse cómodamente de Budapest a poblaciones como Vác o Fót. El precio del billete varía en función de la distancia recorrida. Un trayecto de hasta diez kilómetros cuesta unos 250 HUF (0,75 EUR, más o menos).
Puede alquilarse un turismo desde 3000 HUF (9 EUR) al día, aproximadamente. Es necesario tener un carné válido con al menos un año de antigüedad y ser mayor de veintiún años.
En Hungría, está generalizado el pago con tarjeta y abundan las casas de cambio en las que conseguir moneda nacional. Una cerveza cuesta sobre 500 HUF (1,50 EUR, más o menos), y un menú del día, 2000 HUF (alrededor de 6 EUR).